Finalmente, después de 3 arduos meses, logré conseguir un nuevo lugar donde vivir. Digo arduos porque no tuve mejor (peor) idea que hacer las búsquedas usando mi iPad, y lo que me encontré me forzó muchas veces a abrir el portátil (lo que me impide relajarme en el sillón, como si estuviera leyendo una revista).
En España hay sólo un puñado de apps especializadas (en realidad, sólo 3): Idealista, Fotocasa y pisos.com. También está la web adaptada para dispositivos móviles de Habitaclia (que es lo que más usé).
Me quedé pensando si el hecho de que el sector inmobiliario de España ignore lo móvil se debe a que están muy golpeadas por la crisis y no tienen presupuesto, o es por simplemente por falta de visión y desconocimento del crecimiento exponencial del uso de dispositivos no-desktop.
En fin. Vuelvo al tema.
Si bien cuando necesito algo soy La Usuaria Típica (no leo, me da pereza esperar, no tengo paciencia, etc), no puedo evitar hacer ahora esta reflexión y análisis a posteriori sobre la experiencia de usuario que tuve .
Como resumen, me he reafirmado en mi creencia que la experiencia del usuario no depende de lo bonito, ni de lo molón. Y de cuál es realmente nuestro rol como diseñadores de UX.